Nota Editorial





Los historiadores dirán que los comienzos de este grupo se remontan allá por el 2001…es verdad, que hemos estado reunidos con más gente hasta advenir quienes somos…es verdad, también dirán que en el curso de estos años hemos producido trabajos, presentaciones y jornadas entre otras cosas y…también será decir la verdad, es decir sólo decirla a medias, y, como la luna, su cara oscura sólo es posible alcanzarla desde un costado mítico.
Comenzaremos entonces, por el principio mítico.
Ya se sabe que el mito se remonta a los comienzos con cierta grandiosidad: “…en el comienzo fue Dionisos, el nació por segunda vez del muslo de Zeus, y del fémur de ese mismo muslo es de donde se extrajo el Caracú”.
Esto por supuesto después que Zeus, Dios, ha muerto.
Y sin embargo Dionisos se las arregló para seguir viviendo y bailando, yendo al teatro, produciendo espectáculos musicales, comiendo asado (muy jugoso) y asistiendo todos los años a la Biblioteca Nacional en las jornadas organizadas por Caracú.
Lo que sigue en estas hojas, querido lector, es la crónica, la prueba del delito, el testimonio de las dos primeras jornadas.
La primera consistió en Pazarte, ¿pazar qué cosa?
Tratamos de encontrar la respuesta, insistiendo en nuestra docta ignorancia.
La segunda fue Arte d’espacio.
Lo propio del aquí, lo espacial, lo éxtimo, que brilla en la oscuridad…pero No-todo lo que brilla es oro.
Decir que carecemos de método, de lógica y de epistemología es quizá uno de las heridas que aún no hemos logrado curar.
No sólo es un infundio de los latifundistas del positivismo sino que es una aseveración que no resiste el menor examen.
Nuestras reuniones (no solo nuestros escritos) siguen una metodología de exposición y validación sumamente rigurosa, solo que, ay, no está al alcance de cualquier sujeto.
Sin más, nos adentraremos en la lógica que hemos pergeñado luego de intensas veladas de cerrada discusión y de abiertos horizontes.
Nuestro método es la lógica anarco-metafísica bifronte.
Si las palabras suenan abstrusas, rimbombantes o simplemente necias una cuidadosa y de alguna manera simple explicación calmará los ánimos y los animará a seguir leyendo.
Cada reunión comienza con un sesgo ritual, es el momento anárquico, animado por los más extraños impulsos por los que es necesario dejarse llevar, no hay contorsión, improperio, risotada, o gesto bizarro que quede afuera de este momento extático, es como si una oleada pulsional acariciara cada uno de estos elementos y los fuera ordenando como la arquitectura de un cristal que crece por aposición, llegando a determinado volumen puede ser descubierto por el geólogo.
¿Podríamos dudar que tan perfecta estructura fuera producto de los apretujamientos, incandescencias, presiones opresivas y temblores sufridos por la madre tierra?
¿Es tan difícil comprender que lo caótico, como asevera nuestro Nóbel Ilya Prigogine, termina organizándose alrededor de un ombligo atractor en donde cada elemento, incluso su pelusa encuentra su lugar?
Así este momento anárquico de intensa actividad volcánica, podríamos decir, da lugar a la calma angélica de la metafísica, en ese tiempo deja de sonar la vandálica música dionisíaca y…un sonido dulce y suave como la brisa nos envuelve desde las cuatro paredes, en medio del ambiente perfumado adviene la forma apolínea.
Es el Aleph, surge significancia, advienen espacios, formas, colores que dan a la habitación emblemática de nuestras reuniones, volumen.
Creo que todos ustedes están familiarizados con Jano, el dios bifronte de los romanos, es el dios de los comienzos y los finales, pero se lo invocaba cuando cualquier comienzo acontecía, su representación es un hombre con dos caras, una mirando hacia atrás que representa al pasado y otra hacia el futuro.
Bien, éste es el momento más peligroso del método, pues uno puede irse para adelante o para atrás…no es casualidad que fuera Jano además el dios de las puertas.
Uno ante una puerta cerrada retrocede frente al peligro aplastante de la incertidumbre, o avanza sin garantía y con un hilo de voz…y si…hemos tenido casos de retrocesos en Caracú.
Es que Jano es bifronte y detenta un tiempo que en psicoanálisis sufre una torsión, pues es un tiempo anticipado y retroactivo, pero nunca es puntual, aunque sitúe un punto que limita y potencia, y que ligado al acto se relanza cada vez.
La dificultad, nos desafía, el obstáculo nos orienta, el obs-jeto nos causa en la letra, que en el languidecer del ser resuena en lalengua, y nos impulsa a un salto, a la invención que se escribe y nos relanza, más allá del hueso, en la que cada uno adviene.
Y llegados a este punto, querido lector, solo nos resta mostrarte las pruebas de estos actos, no de todos sino de cada uno, es decir de uno por uno, incluso de un querido miembro que ya no está. 

Grupo Caracú