domingo, 23 de septiembre de 2012

En busca del tiempo perdido. Una experiencia musical[1]





Este  trabajo trata sobre el Tiempo y la Música, tomando como eje la obra de Marcel Proust, vemos como en un libro cuya temática gira alrededor del tiempo y de los distintos juegos de la memoria y el recuerdo, una frase musical cobra un lugar preponderante.
 ¿Por qué en un libro dedicado al tiempo la música tiene ese lugar?
¿Por qué es que sirviéndose de una obra musical podrá hallar expresión a ese inasible que es el Tiempo?
Mi lectura toma un postulado de Lévi- Strauss sobre la música: "Los mitos como la música son máquinas de suprimir el tiempo"[2]
Los griegos contaban con dos términos para nombrar o significar el tiempo, Cronos y Kairós. Cronos es el tiempo en tanto medida,  línea horizontal.
Kairós, el momento justo, oportunidad. Es el  tiempo puntual, verticalidad.  Momento propicio, relámpago.
Proust nos hace palpar con su relato la idea del tiempo en tanto Kairós, iluminación, revelación, epifanía, e introduce la idea cíclica del tiempo, el  retorno, lo que vuelve, lo que insiste. Esta idea del tiempo como retorno nos va a permitir captar la dimensión subjetiva que se juega  en ella, que de alguna manera desmiente la idea progresiva del tiempo.
Una frase musical es en Proust la que presentifica ese retorno.
La música como retorno al pasado, capaz de hacernos viajar en el tiempo y el retorno de la música como recurrencia de una verdad para el sujeto.
La música en Proust es el vehículo de  revelación de una verdad para el Narrador, pero la obra que logra la trascendencia es literaria. La música lo llevará por decirlo así de las narices hasta la puerta de su vocación como escritor, la música le susurrará ese secreto al oído. Dice Proust:
"La esencia de la música es despertar en nosotros un fondo misterioso de nuestra alma (e inexpresable para la literatura y en general para todos los modos de expresión finitos, que se sirven de palabras...)”[3]
En busca del tiempo perdido es una obra que consta de 7 libros o partes.
Esta obra construye un mundo que nos es transmitido por el narrador que es el mismo Proust. En este relato está presente la sociedad que él describe, los sentimientos, la literatura, la pintura, el mundo del arte y en un lugar privilegiado la música. La búsqueda se revela como una búsqueda interior.
La música está presente de dos modos, uno, en la trama, en  lo que implica para el narrador, lo que le inspira; otro, en los recursos tomados de la música en la estructura de la obra. Respecto a esta última, podemos mencionar dos influencias de la música en la Búsqueda, una la forma de la obra cíclica, temas que recurren, un tema de un movimiento vuelve dentro de una misma obra en otro movimiento. El otro, el leitmotiv wagneriano.
La primera aparición de la música en la obra de Proust es en el libro I, donde
nos entrega las primeras impresiones que la misma es capaz de provocar, estas encierran para él algo "misterioso, un amor desconocido". La portadora de ese misterio es una frase musical. El misterio, se sabrá después, es el de la individualidad del artista, su particularidad, la marca del autor en su obra.
La frasecita muestra un rasgo que está en la escritura de Proust y es su vocación por el detalle. Lo que hace es buscar en el detalle, en el rasgo, el elemento a destacar  en lo que despierta la sensibilidad, resaltando así  lo que es marca de la subjetividad.
La frasecita aparece, desaparece, vuelve bajo distintos disfraces, es algo que retorna  en la obra y  le da un carácter personal a la misma.
¿Qué encarna?  Una Impresión inasible, una esencia misteriosa, algo que el nombre no alcanza para nombrar. Eco en el tiempo, “ese inasible”, en lo propio de cada quien.        
Dice Proust de la frasecita: "Era tan particular, tenía un encanto tan individual....” en eso, “era comparable a un Leitmotiv de Tristán”[4]
Respecto al Tiempo el postulado de Lévi- Strauss que mencione plantea  que la máquina de suprimir el tiempo consiste en una torsión mediante la cual la diacronía del tiempo se trueca en sincronía, inmovilizando el tiempo que transcurre, permitiéndonos captar un trozo de eternidad.
Lévi- Strauss se sirve de la música para aplicarla a la estructura de los mitos, con esto pone de relieve características de la composición musical que permiten esa captación de otro orden del tiempo. Dice  que el análisis de los mitos es comparable al de una gran partitura.  La clave de esa captación está en el hecho de que la misma utiliza  los dos ejes del tiempo en forma simultánea. Una partitura se lee horizontal y verticalmente,
“El elemento de la música, la armonía de los sonidos, no pertenece al tiempo, carece de coordenadas temporales; sin embargo para transmitir esa armonía, el músico ha de recurrir a la sucesión rítmica del tiempo".[5]
En “Mitológicas” a partir de la recurrencia de temas que encuentra en los mitos (lo crudo y lo cocido por ejemplo) y de las transformaciones o “variaciones” que van sufriendo de uno a otro, se establecen verdaderos “motivos” (Leitmotiv).
Así como el mito remite a otros mitos, la música sólo remite a sí misma, o a otras músicas, no hay un sentido extra-musical más que aquel que proyectan sobre ella los sujetos parlantes.
A partir de la comparación que establece Proust entre la "frasecita" y un "leitmotiv", se pueden tomar ciertos "motivos" en la obra como "los leitmotiv de la Búsqueda", estos son los que nombra como "Impresiones": el sabor de la magdalena, los espinos blancos, la frasecita, las últimas obras de Vinteuil, la felicidad experimentada ante los campanarios de Martinville, el episodio de las losas desiguales. Diversos motivos, un mismo tema: la revelación y una alegría semejante a una certeza. Alegría extra-temporal. Momentos sin tiempo: Epifanía de la Verdad.
Los Leitmotiv, son un dispositivo creado por Wagner, a partir de la ruptura que produce respecto de toda forma preestablecida de una obra (aria, sonata, etc.),  dispositivo que mantiene la unidad de la obra y le da cohesión a la misma.  Lo que funciona como rector de una obra surge de la obra misma, no de un formato pre-establecido.
La recurrencia temática en la obra funciona como un continuo que detrás de las variaciones va marcando el pulso de la verdad.
La obra de Proust está marcada por la música. ¿Por qué?
Porque al igual que una obra musical la búsqueda entrecruza los dos ejes del tiempo, Cronos y Kairós.  Como una obra musical necesita del transcurso del tiempo para  plantearse, pero, y ésta  tal vez sea la originalidad de Proust, esta obra está atravesada por los leitmotiv, que nos entregan en cada una de sus apariciones, un instante arrancado del orden del tiempo. Es en esta particularidad donde se capta la obra como un todo. La articulación entre la música y su vocación literaria es la realización de otra dimensión del tiempo.
Una obra que trasciende se independiza de su tiempo, de su época.
Que la música, “arte del tiempo”, le marque el camino hacia su vocación como escritor, puede ser interpretado como que le muestra lo que él puede hacer con su obra, un surco, una grieta  en la historia de la literatura.


Elizabeth Barral

elibarral@hotmail.com


[1] Este trabajo es un extracto del artículo: “En busca del tiempo perdido: una experiencia musical”, publicado en el libro: “Esto lo estoy tocando mañana”, Pablo Fridman (compilador), Grama Ediciones
[2]  Lévi- Strauss, C. “Mitológicas. Lo crudo y lo cocido”. Vol. I Fondo de Cultura Económica. México. 1968. Pág. 25

[3] Proust, M. “En busca del tiempo perdido. Libro I: Del lado de Swann”. Buenos Aires. Editorial Losada. 2006.

[4]  Nattiez, Jean- J. “Proust Músico”. Buenos Aires: Gourmet Musical Ediciones, 2009. Pág. 74

[5] Gavilán, E. “Otra Historia del Tiempo. La música y la redención del pasado”. Ediciones Akal. España. 2008. Pág. 42